La indiferencia no es una opción

Guillermina Kanonnikoff, activista y luchadora

Es un momento realmente muy fuerte, y lo más fuerte aún es vernos, encontrarnos. Que nos convoque algo tan importante, algo que nos toca el alma, como es lo que está pasando en Gaza. Obviamente no somos indiferentes; obviamente hay algo que nos reúne aquí; obviamente queremos ser luz en esta tremenda oscuridad en la que estamos viviendo.

Vivimos momentos increíbles de crueldad, donde hay algo muy fuerte que no nos toca a nosotros, por eso estamos aquí. El odio que genera este caos, estas desigualdades, estas matanzas, este genocidio… no es parte nuestra; de lo contrario, nosotros no estaríamos aquí. Venimos de distintos lugares, profesamos diferentes creencias, pero hay algo que nos iguala; hay algo que hace que nos veamos los unos a los otros como iguales.

Y para mí, es una palabra que hace antítesis a lo que genera el caos, la muerte y la destrucción: y es el amor. El amor es más fuerte que el odio, por eso estamos aquí. Y cuando hay amor, hay fe, hay esperanza, hay lucha.

Una forma de amar es la lucha que cada uno de nosotros desarrolla en el día a día, en nuestras familias, cuando educamos para la paz, cuando educamos en derechos, cuando hacemos que nos veamos iguales los unos a los otros, cuando somos capaces de indignarnos y elevar nuestras voces ante tamaño genocidio, y gritar un ¡basta! Un basta que se une a muchísimas marchas, a muchísimas movilizaciones, a muchísima gente que se moviliza buscando la paz.

Y allí yo les veo y me veo: ¡queremos ser constructores de la paz! Por eso estamos aquí. Y la construcción de la paz no puede darse sin respeto, sin vernos como iguales, sin justicia… nunca podrá haber paz. Y en eso estamos. Y el amor nos mueve a gritar ante una injusticia. El amor nos mueve a marchar. El amor nos mueve a mirar el día a día y decir: “ante esto no podemos ser indiferentes”, y nos juntamos y marchamos.

Y adelantamos, pero también retrocedemos, pero no caemos del todo… Un resbalón no significa que nos vencieron. ¡Nunca nos vencieron! ¡Luchamos y seguiremos luchando! Y nuestra respuesta nunca será el odio, ¡nunca! Porque sabemos que el odio genera violencia, la violencia genera muertes.

En Gaza hay más de veinte mil niños huérfanos, no tienen padres, están solos. No podemos ser indiferentes a eso. No podemos ser indiferentes ante lo que Santi Peña hizo el 12 de junio. No podemos ser indiferentes. Tenemos que elevar nuestra voz, ¡porque esa es la voz del amor! ¡No es la voz del odio! Es la voz del reclamo, porque eso significa que estamos luchando juntos por algo mejor.

Entonces, que sepan, que cada vez que nos encuentran en la calle y nos dicen “otra vez esos zurdos, esos zurditos”, generando odio: ¡no señor! Los que estamos en esta vereda no somos indiferentes, queremos una sociedad para todos, queremos una sociedad que nos incluya, queremos una sociedad con derechos que se respeten. Queremos una vida mejor para todos, no para el que sube a llenarse los bolsillos y a vaciar de contenido todo lo que significa generar políticas públicas que alcancen, en especial, a aquellos que menos tienen.

Entonces, hoy y siempre, y desde la palabra amor, nos tendrán aquí presentes, diciendo ¡basta!, construyendo destinos diferentes, accionando en el día a día, juntándonos y haciendo escuchar nuestras voces, porque sabemos, estamos convencidos, tenemos fe de que otro mundo es posible construir. Pero no nos vamos a salvar solos: nos necesitamos los unos a los otros, y desde la base del amor, que es lo único que genera capacidad de verse en el otro y luchar por el otro, para que todos tengamos algo mejor. Festejo esta noche. Somos los que tenemos que ser. Y estoy segura de que no seremos los únicos. Gracias.

Discurso en el marco de “Creo y Defiendo la Paz”. Acto ecuménico por el fin de la violencia y el genocidio en Gaza,  llevado a cabo el 30 de junio de 2025, en Asunción, Paraguay.

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