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Eco del genocidio: de los Ache a Gaza


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María Luisa Duarte, mujer indígena, del Pueblo Aché e integrante del Clan Kuchingi Mairekoty, lideresa indígena de la Articulación Nacional Indígena por una Vida Digna.


Buenas noches para todos… no sé si decir así o cómo empezar, ¿verdad? Porque a mí me toca muy de cerca esta cuestión por el antecedente que ha sufrido mi pueblo. Ustedes saben que, en Paraguay, hubo el gran genocidio contra los aché, luego el etnocidio y, hoy en día, el ecocidio. Hasta ahora, nosotros los descendientes, seguimos sufriendo y seguimos preguntándonos ¿por qué nos ocurrió esto a nosotros? ¿Por qué el hombre es tan cruel con otros hombres?


He visto las noticias, y me llegan hasta el alma las lágrimas de los niños de Gaza. No se entiende cómo el hombre que está ahora en una plenitud de su desarrollo, al máximo, y cómo no puede haber tolerancia entre nosotros. No se entiende eso. Una crueldad extrema. Negarle el alimento a los niños, a los ancianos, a los que no tienen nada… ellos, eh… yo diría que están sufriendo el gran genocidio y etnocidio, porque ellos pidieron la fuerza… eh, decían: “ellos tienen que salir de ahí”, (tenemos que) “limpiar” ese lugar. Esa es la palabra.


No se entiende eso, no… no podemos comprender, en estos tiempos del hombre, a nivel internacional… ¿cómo puede todavía ocurrir semejante cosa? Y casi nadie reacciona… Hay grandes potencias, y no, nadie hace nada… (se) permite que ocurra esto. Entonces, eso es lo más grave para mí. Seguro, como nosotros, en todo el mundo hay grupos que reaccionan, ¿verdad? Pero, ¿ dónde está la fuerza que diga… ¿dónde están los derechos humanos?, ¿dónde está el pacto que se ha firmado a nivel internacional “que no haya más exterminio”? Una población contra otra población, porque una tiene más poder. Se impone el poder. Entonces, es doloroso.


Y solo el Gran Espíritu, Ñande Ru Papa Tenondete, ojalá que alguna vez toque el corazón de estos señores, porque… no puede ser, no es justo. El mundo, la Tierra es tan grande, podemos vivir tranquilos. No puede haber una persona que tiene muchísimo más y otro que no tiene nada, y no puede vivir, no tiene derecho a vivir, no tiene derecho a desarrollar su propia identidad. Su identidad es considerada menor, o… (que) no está acorde a aquella persona que se cree superior, ¿verdad?


Yo creo que el ser humano, los seres humanos, tenemos que desarrollarnos tanto… y se han desarrollado conocimientos muy importantes en el mundo, pero tendrían que haber sido para mejorar la calidad de vida de todos los seres humanos en la Tierra, y no más este tipo de cosas. Pero sigue habiendo, entonces… ¿qué nos queda? Aferrarnos a lo poco que tenemos, que es la vida. La vida, la vida. La vida es lo más bello que el ser humano… Uno puede tener todo, pero… la vida es (no se entiende) eh… Es como un hilo de oro, finísimo. Se suelta y se suelta. Entonces, hay que seguir reflexionando. Y sobre todo con los niños, yo hablo más bien por los niños y para la sociedad que está creciendo. No podemos permitir más esas cosas. Aquí en Paraguay mismo ocurren cosas. A trescientos niños los sacaron forzosamente, matando a todos sus padres en el monte, no sabemos dónde estarán. ¿Dónde estarán? ¿Estarán viviendo todavía o no están más? Ellos no saben ni que son aché… a lo mejor fueron esclavizados, no sé, ¿cómo estarán?, o… ya seguro que ya no viven, ¿verdad? Habrán retornado a la paz del Creador.


Y… todas estas cosas que uno pasa, te hacen pensar mucho, eh… las injusticias… A mí me asusta escuchar a los gobiernos que son poderosísimos, en el mundo, diciendo “hay que limpiar Gaza”, “hay que limpiar”. No puede ser eso. Bueno. Voy a tratar de cantar esta canción que dice así:


Ha che Ru Papa Tenondete eiko orendive… Ha che Ru Papa Tenondete eiko orendive… Che Ru Papa Tenondete eiko orendive… Ñamandu koe koe remyesaka ore rapera… Ñamandu ko'ẽ ko'ẽ remoesaka ore rapera… Che Ru Papa Tenondete eiko orendive… Yvy tuju eguejy (no se entiende) peju marangatu pe ore rekove… Che Ru Papa Tenondete eiko orendive… Che Ru Papa Tenondete eiko orendive


Ha péicha aheja peẽme ko… che ayvu, ore ngo ro’e “ayvu”, guaraní háicha, “el sonido de la vida”. La palabra y los cantos son el sonido de la vida, y enviamos el sonido de la vida a nuestros hermanos de Gaza, sobre todo a los niños que aún viven y a aquellos que se fueron… y los ancianos y las ancianas, que estarán sufriendo mucho. Peicha peve ko ka’aru pytu.


Discurso en el marco de “Creo y Defiendo la Paz”. Acto ecuménico por el fin de la violencia y el genocidio en Gaza,  llevado a cabo el 30 de junio de 2025, en Asunción, Paraguay.


 
 
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